Procesión de St. Dorothy en Licheń Stary al bosque de Grąblin y la Santa Misa. en la capilla, los pinos formaron el final de la ceremonia de peregrinación de la Asunción de la Madre de Dios en el Santuario de Nuestra Señora de Licheń.
Los participantes de la procesión dominical viajaron junto con el P. Adam Stankiewicz, custodio adjunto del santuario Lichen, rezando el rosario y cantando cantos marianos. En Grąblin, se unieron a los numerosos residentes locales y peregrinos para participar en la Eucaristía de la tarde.
- Una vez más, como sucedió en la fiesta de la Asunción de la Santísima Virgen María el 15 de agosto, hoy miramos al cielo, donde cada uno de nosotros tiene un departamento preparado por Dios. Mirando hacia el cielo, podemos ver a María, la Madre de Jesús, que es también nuestra Madre y Hermana, regocijándose en la gloria celestial - en la homilía del P. Stankiewicz trazó el camino que lleva al cielo. Señaló que todos los días estamos invitados a dejar que Cristo resida en nuestros corazones, pero ¿nuestras seguridades de amor por Jesús están respaldadas por obras? - Recordemos que todo pecado, especialmente el grave, le cierra la puerta de nuestro corazón - recordó, animando a usar el sacramento de la penitencia y la reconciliación ya confiar a Dios nuestra vida cotidiana. - Cristo sabe que somos débiles, expuestos a nuestra mediocridad, por eso viene con sus gracias a fortalecernos. Cuando Dios nos llamó a la existencia, nos dio una vocación a la paternidad, el matrimonio, el sacerdocio y la vida religiosa. Viviendo esta vocación, debemos alcanzar la santidad. En el cumplimiento de su vocación, María hizo todo pensando en Cristo, dijo el vicecustodio del santuario de Lichen. Sin embargo, ella era consciente de que el Hijo que acogía en su corazón no le pertenecería a ella, y lo transmitió a los demás. - Este es otro consejo para nosotros. Si invitamos a Cristo a nuestra vida, Él quiere que lo llevemos también a los demás. Es un signo de cuidado y amor por otro ser humano. María cumplió esta tarea de la manera más hermosa. Cada día trae muchas situaciones en las que podemos dar a Cristo y su Evangelio a otras personas que encontramos - admitió el p. Adam Stankiewicz, MIC.