- Nos abrimos a Dios para inspirar a los demás y dar esperanza - dijo el p. Robert Krzywicki, MIC, el 20 de septiembre, durante la jornada de oración por los maestros, educadores y catequistas en el Santuario de Nuestra Señora de Licheń, la Reina Dolorosa de Polonia.
El penúltimo domingo de septiembre, durante la misa del mediodía. Varios miles de fieles en la basílica de Lichen pidieron los dones del Espíritu Santo para todos los que velan por la educación de los niños y jóvenes, para que apoyen sabiamente a la joven generación en su desarrollo espiritual e intelectual. La Eucaristía fue presidida por el P. Robert Krzywicki, MIC, director del Centro de Asistencia a la Familia y las Personas Adictas de Licheń en el Santuario de Nuestra Señora de Licheń. Ese día fue también la 54ª Jornada de las Comunicaciones Sociales. Periodistas y trabajadores de los medios fueron rodeados de oración para que pudieran transmitir la verdad en el amor.
En su homilía, el director se refirió a la parábola de los trabajadores de la viña del Evangelio según San Pedro. Mateo. - Mi drama y el tuyo es que nos guiamos en nuestra vida pensando que lo que tenemos no es lo mejor, que nos merecemos algo mejor. Nos comparamos con los demás. Estas son las consecuencias del pecado original que nos privan de la alegría de vivir - dijo el p. Robert Krzywicki, MIC. - Dios se ha convertido en el eje de nuestra vida para que aprendamos a ser agradecidos conmigo por lo que tenemos y compartir con los demás. (...) Que percibamos la vida y todo lo que tenemos como un don de Dios y lo busquemos como un tesoro escondido - dijo. Recordó también su experiencia de ministerio pastoral en Bielorrusia, donde preparó a niños, adolescentes y ancianos para recibir la Primera Comunión. Explicó que Dios quiere un cambio de vida y salvación para todos, sin importar la edad, así como los trabajadores recibieron su salario, aunque algunos trabajaron en la viña solo una hora. - Es importante que disfrutemos de la vida y la salvación, y al mismo tiempo seamos amistosos con las demás personas. (…) Las palabras que dirigimos a los demás traen vida o muerte. Pueden inspirar, pero también extinguir - enfatizó, refiriéndose al importante papel de los docentes, educadores y todos los educadores. - Necesitan nuestro apoyo para poder dar alas a una nueva generación. Que los jóvenes vivan la vida al máximo y se cuiden unos a otros, dijo. En sus oraciones, los celebrantes también recordaron la difícil situación en Bielorrusia.